miércoles, 11 de julio de 2012

Biografia


Fernando Botero Angulo es un pintor, escultor y dibujante nacido el 19 de abril de 1932 en Medellín (Colombia). Icono universal del arte, su extensa obra es reconocida por niños y adultos de todas partes por igual. Es considerado el artista vivo originario de Latinoamérica más reconocido y cotizado actualmente en el mundo.
La extensa obra de su autoría, lleva impreso un original estilo figurativo, denominado por algunos como "Boterismo", el cual les da una identidad inconfundible y conmovedora a las mismas, y se caracteriza por la interpretación que da el artista a diversas temáticas universales (el ser humano, la mujer, el hombre, sus sentimientos, pasiones, dolores, creencias, vicios, su cotidianidad, sus relaciones interpersonales, manifestaciones culturales, así como dramas, acontecimientos y personajes históricos, sociales y políticos, hitos del arte, hasta objetos, animales, paisajes y la naturaleza en general), con una volumetria exagerada y desproporcionada, ligada a una concepción anatómica particular, una estetica latina en tematicas de vocación universal, un uso magistral del color, la tridimensionalidad y finos detalles de crítica mordaz, ironía, humor, mensajes sutiles, e ingenuidad.
Su prolífica producción, está constituida por cerca de 6000 obras entre pinturas y dibujos y cerca de 400 esculturas.
Actualmente activo, itinera entre sus afamados estudios de esculturas de Pietra Santa, Italia y los de pintura en París (Francia), Nueva York (Estados Unidos de América) y de Montecarlo (Principado de Monaco); así mismo, dedica tiempo al dibujo algunos días del año en Zihuatanejo, México y Rionegro, en Colombia.
En noviembre de 2011, expuso a la luz pública por primera vez, la serie de pinturas tituladas El Viacrucis en la Galería MarlBorough en Manhattan (New York).La cual donò al Museo de Antoquìa en abril de 2012.
En 2012 se han programado una serie de homenajes internacionales, con motivo de la efemérides de su natalicio número ochenta. Las celebraciones, incluyen exposiciones antológicas de sus obras en museos del Distrito Federal de México, Sao Paulo en Brasil, Pietra Santa y Asís en Italia, Santiago de Chile, Bogotá y Medellín en Colombia, New York U.S.A., Bilbao en España, Bielefeld Alemania, entre otras. Así mismo, la Presidencia de Colombia anunció un decreto en que cataloga las 479 obras de Botero que se encuentran en suelo Colombiano como de "interés cultural del ambito nacional", lo que implica medidas de protección, conservación y promoción por parte del Estado Colombiano.

Comienzos

De pequeño fue inscrito en un liceo de toreros de la ciudad de Medellín a petición de un tío, quien no se imaginaba que su verdadera vocación era la pintura. Tuvo un percance con los toros, lo que hizo que él los dejara. Es de notar que en ese período hizo su primera obra, una acuarela de un torero. Una vez que su familia comprendió su vocación, Botero realizó su primera exposición en su ciudad natal (Medellín) en 1948.
Ese mismo año, Botero se trasladó a Bogotá para la inauguración de la Exposición de artistas Antioqueños, en donde presentó dos de sus acuarelas. De regreso a Medellín, realizó ilustraciones para uno de los periódicos locales (El Colombiano), lo que le acarreó la expulsión del plantel en el que estudiaba, ya que sus dibujos eran considerados como obscenos.

Bogotá

Una vez terminados sus estudios secundarios en 1950, Botero se instala en Bogotá (1951), ciudad en donde tiene contacto directo con los intelectuales colombianos más importantes de la época. Ese mismo año, Botero realiza dos exposiciones consecutivas en la galería Leo Matiz; en una de sus exposiciones, obtiene el premio del IX Salón de Artistas Colombianos ofrecido por la Biblioteca Nacional de Colombia.

Europa

Con el dinero recibido por el premio y con la venta de algunas de sus obras, Botero decidió ir para Europa. Es así como llegó a Barcelona en 1952. Luego Botero decidió trasladarse a Madrid, ciudad en la que visitó el museo del Prado, donde vio más de cerca la obra de Francisco de Goya y Velázquez. Más tarde, ganó el 2º puesto en el IX salón anual sanuak de artistas.

América

Tras su regreso de Italia en 1955, este artista decidió hacer una exposición en Bogotá de las obras realizadas en Europa, de las cuales obtuvo muchas críticas pues en ese momento el país estaba influido por la vanguardia francesa, lo que le acarreó casi un fracaso completo.
Luego de esta amarga experiencia, Botero decidió casarse con Gloria Zea, con quien en 1956 partió a Ciudad de México. Fue justamente allí que Botero descubrió y jugó con el volumen de los cuerpos. Un año después, expuso por primera vez en Nueva York: el éxito comenzaba a acompañarle. Fernando Botero logró intensificar sus batallas personales, sus combates lienzo a lienzo, del arte contra el tiempo y de la belleza contra la muerte.
Botero regresó a Bogotá y en el año de 1958 fue nombrado docente de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia; además, ganó el segundo premio del X Salón de Artistas Colombianos con su obra La alcoba nupcial. Ese mismo año expuso en Washington, en donde logró vender todas sus obras el mismo día de la inauguración.
Con Gloria Zea, Fernando tuvo tres hijos: Fernando, Lina y Juan Carlos, nacido el mismo año en que decide separarse de su primera esposa. 

Nueva York

En 1960, Botero regresó a Nueva York para instalarse. Una vez allí, alquiló un pequeño apartamento donde vivía modestamente, pues acababa de separarse de su esposa; además, sus obras no tenían mucho éxito, pues los gustos neoyorquinos de la época cambiaban rápidamente y ahora la abstracción se imponía.
Fue entonces cuando en 1961, Botero logró vender La Mona Lisa a los doce años al Museo de Arte Moderno de Nueva York. Después de haber encontrado su serenidad económica, Botero se casa de nuevo.
En 1963 cambió su residencia al East Side y alquiló un nuevo estudio en Nueva York. Es allí donde surgió su estilo plástico en muchas de sus obras de este período con colores tenues y delicados. Su pasión por Rubens se deja ver en sus obras.
A comienzos de 2008, Fernando Botero recibió el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en la ciudad de Monterrey (México). Igualmente, presentó por primera vez en esta ciudad su colección de pinturas sobre "Abu Ghraib" y su enorme escultura en bronce titulada "Caballo".



OBRA
Colombiana y universal, aparentemente ingenua y profundamente analítica, la obra del colombiano Fernando Botero ha merecido un reconocimiento unánime. Artista de formación autodidacta, en su pintura se pueden rastrear las influencias de su etapa florentina, especialmente en el recurso a modelos de inspiración renacentista (le influye la obra de Ucello y de Piero della Francesca). Mucho más acorde con su carácter y sus raíces, hay también en su obra una fuerte presencia de la pintura colonial y popular de la Colombia del siglo XIX, además de la influencia de la escuela muralista. En el esmero preciosista de su técnica pictórica se encuentra la presencia de los grandes pintores del barroco español y la fuerte personalidad de Goya.


El rasgo más peculiar de su personalidad creadora, que hace fácilmente reconocibles sus cuadros, es su particular concepción y expresión de los volúmenes: hace que las figuras protagonistas de sus lienzos sufran un agrandamiento que resulta desmesurado para el reducido espacio pictórico en que se las hace habitar. La imagen deformada que lleva su pintura al terreno de lo grotesco es el componente de humor crítico que expresan sus lienzos. Conjugando gigantismo y humor, sus monstruos sobrealimentados, de vientres hinchados y actitudes rígidas, son una crítica sarcástica a la sociedad actual. Por otra parte, esta pintura de lo feo se combina con un gran virtuosismo técnico, percibiéndose en el trasfondo de sus obras la pintura de Velázquez y de Goya.
Desde finales de la década de 1950, Botero fue "engordando" sus volúmenes y desalojando fondos y perspectivas ante el arrollador e incontenible ímpetu de aquéllos. Se vale de una pincelada cada vez más refinada y de un dibujo "pictórico" en cuanto moldea la forma en lugar de delimitarla, estableciéndose al mismo tiempo como un sensible y rico colorista. "Posteriormente, su pincelada -en un principio enfatizada y concreta, permitiendo entrever la estructura del cuadro- va haciéndose menos notoria, al tiempo que sus figuras, objetos y frutas van adquiriendo una opulenta sensualidad, no sólo con la amplificación sino con la aplicación cuidadosa y delicada del pigmento. Sus perspectivas son a veces arbitrarias, como lo es la escala de las figuras, que varía de acuerdo a su importancia temática y compositiva", escribió Eduardo Serrano.


La polémica sobre lo feas y grotescas que pudieran parecer las figuras de Botero se ha ido disipando con los años. En cuanto a la cuestión caricaturesca, el pintor dijo: "Deformación sería la palabra exacta. En arte, si alguien tiene ideas y piensa, no tiene otra salida que deformar la naturaleza. Arte es deformación; mis temas son satíricos a veces, pero la deformación no lo es, pues yo hago lo mismo con las naranjas y los plátanos y no tengo nada contra esas frutas".
Marta Traba, refiriéndose a la exposición en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, de 1964, dijo: "El mayor problema que plantea la muestra de Botero es el de la fealdad; es difícil de aceptar porque se refiere a una apariencia; está maltratando únicamente la superficie, el volumen o la dimensión normal de las cosas. No es una fealdad moral, de adentro, de contenidos, que traduciendo la esencia dramática del hombre llega a producir monstruos. Nada de eso: la fealdad de las figuras de Botero es lo que está, ni más hondo ni más lejos de lo que está. Se presenta como una invención enorme y mítica de formas nuevas, tan distintas a las reales que no aceptan con ellas comparación alguna. El Papa negro no es la caricatura de tal o cual personaje vivo. No; es un volumen que a fuerza de crecer, de avasallar, de ocupar compulsivamente el espacio y de eliminar cualquier punto de referencia, llega a asumir perfectamente el papel de todo. Cada forma de Botero pretende ser, así, un mundo total. En el artista convive también el poco ceremonioso cuentero antioqueño, lleno de sentido del humor... En sus cuadros es fascinante leer un sinnúmero de historias en las que, como en los cuentos, la culebra, la mosca o la manzana están ahí porque se necesitaban para completar la composición".


Botero es un artista plenamente latinoamericano. "Soy el más colombiano de los artistas colombianos, aun cuando he vivido fuera de Colombia por tanto tiempo". Sus grandes temas siempre han tenido la presencia del país. Cuando no pinta a Colombia de manera física (pueblos, montañas, banderas y bares) o cultural (vírgenes, santos, presidentes, prostitutas, monjas o militares), se la puede intuir incluso dentro de sus versiones de las grandes obras de la pintura universal. "Botero es un auténtico representante del arte latinoamericano -escribe Ana María Escallón- no sólo por sus temas sino por su realismo mágico. Trabaja a partir de un mundo conocido y recordado, pero en él aparecen y suceden muchas cosas maravillosas: la composición sobre un fondo color vino de ocho prelados amontonados unos sobre otros como si fueran frutas de un bodegón, del óleo Obispos muertos (1965); la desmesurada desproporción entre la diminuta primera dama y el gigante militar, con una minúscula taza, del óleo Dictador tomando chocolate (1969); la presencia de una babilla y una serpiente en el piso de la sala, del carboncillo Familia con animales colombianos (1970)."
La muerte ha sido otro de los temas recurrentes de su pintura; desde esos Obispos muertos (1965) y El asesinato de Ana Rosa Calderón (1970) hasta la magistral muestra La corrida (1985), que viajó por Europa y Estados Unidos. La corrida muestra, además, cómo Botero asume las temáticas de una manera personal, incrustando sus figuras dentro del universo plástico creado por él. A propósito de esta obra, se ha escrito: "La corrida recoge toda la experiencia global del Botero pintor; es un universo particular en el que sin mayor esfuerzo podrían reconocerse resonancias de todos los universos particulares que ya ha creado Botero: el universo particular del poder con sus familias presidenciales y sus generales, el universo particular de la gracia y el pecado con sus episodios de santos, obispos, demonios y casas de citas; el universo particular colombiano con sus bodegones y paisajes y festejos nacionales; el universo particular del arte, del cual se nutre constantemente y al cual se refiere una y otra vez en toda su obra". Botero es, sin duda, el pintor colombiano de mayor resonancia universal.

 
Algunas de sus esculturas destacadas son:
  • Colección Venus.
  • La Dama.
  • Colección Gordos de Botero.
  • La Ballerina Asquadra.
  • El Soldado Romano.
  • Colección Gatos.
  • El Ucello (Vecchio).
  • Leda e Il Cigno.
  • El Pájaro.
  • La Mano.
  • Torso.
  • Colección Pedrito.
  • El Palacio, La Esposa y El General, 1975.
  • El Caminante.
  • Donna Seduta (Mano Capecci).
  • Ballerini Vestiti Medio.
  • La Pareja.
  • La Maternidad.
  • El Caballo.
  • La Guitarra.
Destacadas Pinturas de su autoría:
  • Ecce Homo, 1967
  • Cabeza de Cristo, 1976.
  • Mona Lisa a los 12 años, 1977.
  • Colección los Músicos.
  • Colección de crítica humanista Abu Ghraib.
  • La Carta, 1976.
  • Colección El dolor de Colombia:
  • Masacre de mejor esquina,
  • El Desfile,
  • Masacre en Ciénaga Grande,
  • La muerte de la Catedral (Bojaya)
  • Un Pueblo, 1997.
  • Hombre, 1998.
  • Colección El Circo
  • Mujer Frente al Espejo, 1996.
  • Celestina, 1998.
  • La Noche, 1997.
  • Caminar por la colina, 1977.
  • La Colombiana, 1981.
  • Concierto Campestre.
  • Cezanne, 1991.
  • Mujer Fumando.
  • Árbol, 1979.
  • Autorretrato.
  • Girasoles.
  • Colección Naturaleza muerta, 1990, 1999.
  • Homenaje a La Tour, 1998.
  • Caminando cerca al río, 1989.
  • La Alacena.
  • Cabeza
  • Colección La Cascada, 1982.
  • Colección El Clero
  • Exvoto
  • Después de Piero della Francesca
  • Colección Adam y Eva, 1989.
  • Jugadores de Cartas.
  • La casa de Amanda Ramírez.
  • Mrs. Rubens.
  • Mujer cayendo de un balcón.
  • La Recámara.
  • Familia Presidencial.
  • Pareja, 1999
  • Colección La Corrida
  • Colección El Baño, 1993, 1999.
  • Colección La Familia.
  • Retrato de Velásquez.
  • Picasso - París 1930.
  • La Cocina, 1997.
  • Feliz Cumpleaños.
  • Colección La Playa, 1998.
  • Los Amantes.
  • Mujer Llorando.
  • Hombre a Caballo, 1998.
  • Los Viudos.
  • Pera, 1976.
  • Día de la Independencia.
  • Mujer Leyendo, 1998.
  • Caballo, 1998.
  • Naranjas, 1997.
  • Terremoto en Popayán, 1999.
  • El presidente, 1977.
  • La primera dama.
  • Club de Jardinería.
  • El Cazador, 1997.
  • El Matrimonio Arnolfini
  • Bananos, 1990.
  • El Ladrón, 1980.
  • Maribarbola, 1984.
  • Colección Picnic, 1966, 1998.
  • Mujer Desvistiéndose, 1999.
  • La Calle.
  • Retrato de Picasso.
  • Retrato de Delacroix.
  • Retrato de Courbet.
  • Retrato de Giacometti.
  • Retrato de Ingres.
  • Una Madre.
  • Arcángel, 1995.
  • Canasta de Frutas, 1997.
  • El Estudio, 1990.
  • En el Parque, 1999.
  • Flores, 1988, 1994.
  • Niña comiendo helado, 1999.
  • Esmeralderos, 1999.
  • Presidente Durmiendo, 1998.
  • Hombre con perro, 1989.
  • Pareja Bailando, 1987.
  • El Patio, 1999.
  • Violín sobre una silla, 1999.
Donaciones de Botero
  • En 1976, primera donación de Botero al Museo de Antioquia, siete óleos, un pastel y dos acuarelas.
  • A principios de los años 1980, donó al Museo de Antioquia 6 óleos.
  • En 1984 donó al Museo de Antioquia 16 esculturas y 18 pinturas a la Biblioteca Nacional de Colombia en Bogotá.
  • En 1992 donó a la ciudad de Santiago de Chile la escultura de un caballo, la que fue ubicada frente al Museo de Arte Contemporáneo en el Parque Forestal.
  • En 1998 Botero donó 123 obras de su autoría y 87 de artistas internacionales al Museo Botero en Bogotá.
  • En 2000 el Museo de Antioquia recibió por parte del maestro una donación de 114 pinturas (óleos, acuarelas y dibujos) del maestro, 23 esculturas que hoy componen la Plaza Botero y 21 obras de artistas internacionales de su colección personal.
  • En 2004, hizo dos nuevas donaciones: una al Museo de Antioquia, el cual contiene la colección más grande de la obra pictórica y escultórica de Botero; y otra al Museo Nacional de Colombia, consistente en una gran parte de la serie sobre la violencia en Colombia.
  • En el año 2007, donó 47 obras de la serie Abu Ghraib, a la Universidad de Berkeley, que se expone en su sede en California (Estados Unidos de América).

Desproporción de lo real
Desde sus inicios Botero ha recurrido a escenas costumbristas, inicialmente con una pincelada suelta de colores oscuros (con ocasionales contrastes fuertes) cercana al expresionismo y desde finales de los sesenta, ha recurrido a una pincelada cerrada, con figuras y contornos más definidos.
A la orilla de esa carretera del arte contemporáneo, Botero ha instalado durante cinco décadas una escuela de arte con un graduado: él mismo.
En su obra reciente, Botero ha recurrido temáticamente a la situación política colombiana y mundial. Por ejemplo, la serie sobre "Abu Ghraib" está compuesta por 78 cuadros que tratan de representar los horrores de la tortura y de la guerra, relacionada con la invasión de los Estados Unidos a Irak y los sucesos de la Prisión de Abu Ghraib a partir de las declaraciones de las personas allí torturadas


IMAGENES
LOS BAILARINES


MONALISA




VIOLIN SOBRE UNA SILLA








EL TOLEITTE




MADRE E HIJO








 


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